Su obrar en medio del caos
- Ruth Noemi Marquez Castro
- 18 feb 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 31 mar
Siempre he sabido que Dios trabaja de formas que no entendemos. Cada llamado y obrar de Dios en la Biblia es bien particular. Quisiera destacar uno de los libros que han tenido mayor impacto en mi vida; el de Rut. Su desenlace nos muestra que los propósitos de Dios son eternos. Él es el único capaz de obrar en medio del caos.
La historia de Rut se lleva a cabo en el tiempo de los jueces, un tiempo muy duro para el pueblo de Israel. Rut y Noemí estaban en desventaja social por ser dos mujeres viudas. No había forma de que Noemí pudiese seguir su linaje, pues no podría tener más hijos. Noemí estaba llena de amargura, y sin esperanza. De todas formas, Rut decidió serle fiel a Noemí y partir con ella hacía Belén. Ninguna de las dos se imaginaba que el Dios todopoderoso obraría en favor de ellas.
Hay varias cosas que deben llamar nuestra atención al leer este libro, resaltaré dos. Primero, Noemí no aguardaba ninguna esperanza, y sentía que Dios le había abandonado. No obstante, Rut decidió seguirle; y entre las palabras que le dijo a Noemí resaltó “…tú Dios será mi Dios.” (Rut 1:16). Aun cuando momentos antes Noemí le había dicho “…la mano de Jehová ha salido contra mí.” (Rut 1:13) Sin lugar a dudas, Rut tuvo que haber visto y experimentado la presencia de Dios los años que vivió con Noemí y su familia en Moab. El obrar de Dios tuvo un impacto en la vida de Rut, a tal punto que está sabía que estar en Moab sin la presencia de Dios tenía menos sentido que seguir a Noemí a una tierra extranjera. Diariamente debemos reconocer el obrar de Dios en nuestras vidas, y dar fe a otros de lo que Él ha hecho y continuará haciendo en favor de aquellos que le aman (Rom. 8:28). Así cuando venga la prueba, estos recordarán que Aquel que obró en favor nuestro, puede obrar en favor de ellos.
Para entender el segundo punto, es necesario leer la genealogía de Jesucristo en Mateo 1. Son muchos los nombres que se menciona, pero solo destacaré cuatro. “…engendró de Tamar…” (1:3), “…engendró de Rahab…” (1:5), “…engendró de Rut…” (1:5), “…José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.” (1:16). La genealogía completa de Jesús solo la vemos en el evangelio de Mateo. En ella solo se resaltan los nombres de cuatro mujeres. Tamar, la que se vistió de prostituta y engaño a su suegro; Rahab, la prostituta que ayudó a Josué y al pueblo de Israel; Rut, la moabita; y María, la virgen de Nazaret. Para el autor del evangelio era importante destacarlas. Cuando leí sus nombres en el linaje de Jesús, sabiendo la historia de cada una, cobró otro sentido el pasaje que dice “Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse.” (1 Co. 1:27-29 NTV)
Dios tenía propósitos con Rut. A través de ella vendría el rey David, un hombre conforme al corazón de Dios. Pero sobre todo, vendría Jesús al mundo. Quizás Rut no pudo ver el fruto que salió de ella, pero sin duda pudo experimentar el favor de Dios en su vida. Ella decidió serle fiel, ella decidió recordar el obrar de Dios aun cuando todo parecía perdido. Dios no se olvidó de ella. Ella era parte de su plan.
El libro de Rut nos muestra que Dios obra en todo tiempo. Dios obra aun cuando no le podemos ver. Dios obra aun cuando nada nos hacen sentido. Dios usa cada acontecimiento en la Biblia para preparar el camino de Jesús. Dios obró en medio del caos que experimentó el pueblo de Israel. Dios obró en medio de la amargura de Noemí. Dios obró a favor de la fidelidad de Rut. Dios obró en el pasado, y sigue obrando hoy. Todo cuanto pasa es en medio para dar gloria a Su nombre.
Foto: Viaje misionero a Haití (Julio 2019)
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