De espaldas a mi llamado
Actualizado: 28 mar
“Tu voz me llama a las aguasDonde mis pies pueden fallarY ahí te encuentro en lo incierto Caminaré sobre el mar” Canción Océanos de Hillsong United
A través de la Biblia vemos como Dios llamó a personas de todo tipo. Todos fueron llamados de diferentes formas y a diferentes tareas, para un mismo fin; glorificar Su nombre. Ahora bien, la respuesta de todos no fue la misma. Hubo quienes obedecieron (Abraham, Josué y Oseas), otros que dudaron (Moisés y Jeremías), unos que temieron (Ananías) y hubo quienes huyeron (Jonás). Es en esta última respuesta en la que nos queremos enfocar.
Muchos recordamos a Jonás como aquel que “no lo hizo caso a la palabra de Dios” y que “por eso al mar profundo la gente lo tiro. Y vino un pez muy grande...”, y conocen el resto de la canción. Jonás es un buen ejemplo de desobediencia en la Biblia. Pero hay muchas otras enseñanzas que encierra este libro. Podríamos pensar o dar por hecho que Jonás estaba fuera de sí cuando decidió “huir” de la presencia de Dios. Podría inclusive parecernos que lo hizo de la forma más absurda que podría existir. Pero ¿consideraríamos pensar que en ocasiones le hacemos lo mismo a Dios cuando nos llama?
Es importante entender el contexto en el que este llamado se da. El libro no narra que Jonás le discutiera a Dios cuando inicialmente le manda a ir; simplemente huyo. Jonás sabía a donde Dios lo estaba mandado a ir, lo que le costaba entender era el por qué. Nínive era conocida por su maldad. Dominaba la lujuria, la idolatría, la hechicería, las guerras violentas, la explotación a los más débiles y la ira. La única forma de ser libres del castigo que se aproximaba (Nahum 2,3) era tras un arrepentimiento sincero de la ciudad. A pesar de todo esto, Dios llamó a Jonás para que fuese a Niníve. Porque la óptica de Dios era mucho más amplia que la de Jonás, y, sin lugar a dudas, es más amplia que la nuestra también.
En ocasiones Dios nos llama a lo desconocido. Inclusive nos podría dirigir a lugares, o personas, de las que conocemos su historia. Por lo que nos podría parecernos ilógico el que nos escogiera para ir. Pero como pasó con Nínive, Dios ve más allá
(Jonás:10-11). Nuestra capacidad de ver y entender no es igual que la de Dios. Nuestra lógica es limitada, la de Dios no. Como muchos de los personajes bíblicos, es normal sentir preocupación y duda ante el llamado de Dios. Pero esto no puede llevarnos a ceder a la tentación de sentirnos exclusivos. Este llamado no es solo para nosotros. Todavía quedan muchos que necesitan ser alcanzados. Inclusive aquellos que podríamos pensar que “no lo merecen”. Pues la verdad es que ninguno de nosotros es merecedor, es por gracia. Jesús vino a la Tierra para darse en amor por todos, con el fin de que todo aquel que en el creyese fuere salvo (Juan 3:16). Esa es su misión, y nosotros somos sus instrumentos para el cumplimiento de está. Jonás era instrumento, pero la misión seguía siendo de Dios.
La biblia nos muestra cómo Dios llamó y escogió personas ordinarias para sus planes extraordinarios. Dios no buscó a los capacitados, capacitó al que llamó. El apóstol Pablo lo dijo de otra forma “Dios escogió lo despreciado por el mundo- lo que se considera como nada- y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante” (1 Corintios 1:28 NTV).
Todavía hoy Dios buscar personas imperfectas con un corazón rendido y dispuesto a servirle sin reservas. Dios desea que respondamos a su llamado, que estemos dispuestos a caminar sobre las aguas. Que en todo tiempo tengamos los ojos puestos en Jesús. Examinemos las motivaciones nuestros corazones.
¿Estaremos dispuestos a decirle que si a Dios, aunque no entendamos el por qué? ¿Estaremos dispuestos a obedecer a Dios, aunque el lugar (o la persona) al que nos mande no nos haga sentido? ¿Estaremos dispuestos a responder, o seguiremos de espaldas al llamado?
Referencia:
Greenway, Roger S. 1978. Apóstoles a la Ciudad: Estrategias Bíblicas para la Misión Urbana. Editado por Libros Desafíos. Grand Rapids, Michigan.Reina Valera 1960
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